El oficialismo creció en legisladores pero deberá negociar para aprobar leyes


A contramano de todo pronóstico, La Libertad Avanza arrasó a lo largo y ancho del país en las elecciones legislativa que se celebraron este domingo y logró un empate técnico con el peronismo en ambas Cámaras. Con los resultados sobre la mesa, a partir del 10 de diciembre el presidente Javier Milei tiene dos opciones: legislar vía DNU y vetos, tal cual hizo en el último año. O, a tono con los pedidos de los Estados Unidos, retomar el contacto con los bloques "dialoguistas" (que se achican de manera considerable) y los gobernadores, para avanzar con la "fase reformista".
Pese al buen resultado que cosechó el partido violeta, la "gobernabilidad" no está garantizada. Es cierto: el oficialismo acrecentó su número de bancas en ambas Cámaras. En el Senado, pasó de 6 a 20 bancas propias. Es decir, quedó a 4 sillas del tercio propio. En la Cámara de Diputados, los libertarios sumaron 64 bancas a las 29 que tenían. Es decir, 93 bancas propias, si suman a la fuerza violeta a los diez que entraron por el PRO y la UCR. "Superamos ampliamente el tercio", dijeron fuentes parlamentarias minutos después de que Guillermo Francos diera a conocer los primeros resultados. Hay que tener en cuenta que, de esas 64, un puñado son del PRO o de la UCR. Aun así, el número fue arrollador.
Así las cosas, LLA se garantizó, en Diputados, el tercio propio (86 bancas). Esto es una buena noticia para la Casa Rosada por varios motivos. Por un lado, con este número, el oficialismo tiene los números suficientes para frenar cualquier intento de juicio político contra el Presidente. Por otro, resulta decisivo para blindar los vetos presidenciales. En los últimos meses, LLA había demostrado haber perdido a los "87 héroes" que supo conseguir en el primer año de mandato. Además, se parará de un lugar de mayor fortaleza para negociar con los diputados y los gobernadores.
Es que el que se viene será un Congreso atravesado por la “grieta” La Libertad Avanza versus Fuerza Patria. En Diputados, la bancada que conduce Germán Martínez retiene las 98 bancas contra las 93 de LLA (más unas 24 del PRO). Es decir, ninguno de los bloques más numerosos tendrá mayoría propia (129).
En el Senado, LLA tendrá 19 bancas (más la de Francisco Paoltroni, exLLA pero con un pie de vuelta en el oficialismo), mientras que Unión por la Patria pasa de las 34 actuales a 28. Por sí solas, en esta Cámara tampoco tendrán quórum propio ninguna de las dos bancadas.
El riesgo que corre el Gobierno es que el Poder Legislativo termine paralizado. Es decir, que la agenda reformista no se concrete y que, en lugar de eso, deba seguir atajándose de las avanzadas opositoras.
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