Música/Espectáculo

Recuerdos de Much Music: la irrupción de Santiago del Moro, la importancia del público y la batalla contra los prejuicios

Después de 32 años, Much Music apagó para siempre sus pantallas y puso fin de manera simbólica a una generación. El canal, al que la categoría música pronto le quedó chico, reflejó cultural y socialmente una época, con epicentro durante los ‘90 y la primera mitad de los 2000. De allí surgieron conductores que actualmente dominan el prime time de la televisión, brillaron otros que resetearon sus carreras y algunos eligieron desandar nuevos caminos.

También marcó el punto de partida para grupos y solistas que encontraron en su pantalla un canal de expresión válido. Lejos del caretaje que salvo contadas excepciones representaba la televisión de aire para el rock, el punk o el heavy metal, en Much se podía tocar en vivo, asistía el público con sus banderas y sus cánticos y todos se sentían a gusto, con un inconfundible aroma al under que trajinaban por entonces. Hoy, llenan estadios y se reproducen de a millones, pero allí, en esos estudios permanece una parte entrañable de sus vidas.

Pero ante todo, Much Music fue el canal del público. No solo para ver a sus ídolos en vivo y en directo o a través de la tele, estar al tanto de los videos nacionales y extranjeros o dejarlo de fondo como una compañía radial. En toda su programación, la propuesta incluía la voz y sobre todo el voto de la audiencia, que elegía que canciones rotaban o qué preguntarle a su artista favoritos. Y los más osados, hasta intentaron enamorarse ante la vista de todos. Postales de un mundo demasiado cercano para que ya no exista, y quizás por eso el dejo de tristeza. Y nada mejor que recordarlo en algunos de sus envíos más emblemáticos.

El día que Pappo abandonó el estudio

Las imágenes de Pato Mingochea intentando reflotar una entrevista con el Carpo fueron sin dudas lo más replicado en la historia del canal, que gracias a las redes sociales mantuvieron vigente el momento. Así lo recordó el conductor en una charla con Teleshow : “Ya había hecho bastantes notas con él y ese día estuvo todo bien, había ido a presentar el video ‘Auto rojo’, hicimos la primera parte de la entrevista luego nos quedamos charlando, en el entretiempo hablamos porque él sabía que yo era de Azul, era muy fierrero, hablamos de circuitos y volvimos al piso lo más bien y después es lo que se ve. Dijo ‘enfóquenme acá’ y le tiro el chiste me prendí para llevarle la corriente y la agarró mal”.

Respecto al tono con el que pronunció su frase viral -“Pappo no te vayas por favor”-, ironizó: “Le hice un gallo Claudio”. Cuando terminó el episodio, el músico se fue con el micrófono puesto. “El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”, dijo al aire, y luego reveló el detrás de escena: esa noche lo llamaron del canal para solidarizarse con él sacando los videos de Pappo y él pidió que no lo hiciera.

Santiago del Moro, el rey de las tardes en el Countdown

Reconocido actualmente por su rol como moderador en Gran Hermano (Telefe) y conductor de El Club del Moro (La100), Del Moro posee un historial destacado en el ámbito televisivo, que tuvo su prueba de fuego como presentador de Countdown, un emblemático programa de las tardes del canal, consolidándose así desde muy joven como una de las figuras más influyentes de la pantalla chica.

Este show era conocido por recibir una diversa gama de invitados, un desfile de jóvenes -y no tanto- con ganas de mostrarse en pantalla y alcanzar esos 15 minutos de fama, y del Moro, con su carisma y habilidad para conectar generar empatía con la audiencia, logró destacar ampliamente. Su paso por el canal sin duda fue decisivo para afianzar su carrera que hoy lo tiene al frente de los ciclos más populares de Telefe, como el reality de convivencia y las versiones de Masterchef.

Mundial de videos, la elección de la gente como prioridad

El foco principal del canal eran los videoclips, claro, y además de ser parte obligada de la programación, tenían su propio ciclo, en el que cada jornada se batían a duelo en el programa Mundial de Videos. Este espectáculo presentaba una competencia única en la que se sometían a la votación del público y el ganador obtenía el derecho a ser reproducido en cada emisión.

La dinámica del programa era dirigida por Cecilia Elia, quien se encargaba de presentar los contendientes y guiar la votación de la audiencia, que lejos de la época de masividad de los celulares, plasmaba su decisión por teléfono de línea o por mail. La metodología de competencia entre videos no solo aumentó el engagement con la audiencia sino que también proporcionó una plataforma para visibilizar a los artistas emergentes y potenciar a los establecidos. Este innovador formato demostró ser un método efectivo para capturar la atención del público y generar discusión y participación en torno a la música y sus representaciones visuales, siempre bajo la atenta interacción de Cecilia con la gente.

Rock al frente, porque el género necesitaba su propio espacio

Rock al frente, un programa dedicado al universo del rock, logró consolidarse como un punto de referencia en la escena local gracias en parte a la conducción de Carla Ritrovato, quien logró empatizar tanto con el público como con los entrevistados por igual, generando un clima de armonía y complicidad que todos festejaban. A lo largo de varios años, el ciclo televisivo se caracterizó por adaptarse y reinventarse, presentando un formato variado que incluía noticieros de rock, entrevistas con figuras destacadas del ámbito nacional y otros contenidos relacionados.

Este espacio no solo se destacó por su durabilidad sino también por convertirse en un ícono de culto para los aficionados al género, algo no siempre fácil de lograr en un público tradicionalmente reacio a la televisión como medio. De más está decir que las entrevistas realizadas a importantes figuras de la escena nacional se catalogan como momentos memorables, resaltando la importancia del programa como archivo histórico del rock en el país, donde no solo atrajo a espectadores ávidos de música y cultura rock, sino que también funcionó como un espacio de difusión para artistas y bandas, proporcionando un escenario para que nuevos talentos sean descubiertos.

La música en vivo y con público también tuvieron su lugar

Al margen de los videoclips y las entrevistas, era necesario un espacio donde las bandas pudieran presentar sus temas nuevos, además de reversiones de sus clásicos, y así nació el MuchAcoustic. Con un estudio de dimensiones más pequeñas de lo que se podría imaginar, siempre se encontró la forma de que público y banda puedan convivir en el mismo espacio, como lo demuestra en esta oportunidad el especial grabado por Los Piojos en el año 1994.

Uno de los presentadores fue Diego Angeli, otra de las caras destacadas del canal y con amplia experiencia en el rock, quien hoy cumple un llamativo rol como periodista especializado en los fenómenos meteorológicos. Ante el calor del público en el estudio y con miles del otro lado de la pantalla, los grupos locales accedían a un formato que marcaba tendencia en el mundo y el del grupo de El Palomar es uno de los más recordados, como transición a su explosión definitiva algunos meses después.

Un ciclo en contra de las apariencias y a favor del amor

Cupido, el programa de citas a ciegas conducido por Franco Torchia, quien también ejercía como productor ejecutivo, se perfiló como un formato innovador en la televisión dedicado a entrelazar corazones de manera espontánea, prescindiendo del aspecto físico y relacionándose a partir de las voces y las intuiciones. Todo sucedía en vivo y en 30 minutos los participantes no sólo interactuaban entre ellos sino que también se sometían al escrutinio del público a través del voto telefónico, con la posibilidad de encontrar o no compatibilidad con el compañero de escena asignado.

La dinámica del programa, en la que tanto concursantes como espectadores desempeñaban roles clave, a menudo desataba situaciones inesperadas, que llegaron a ser en muchos casos calificadas de bizarras e incómodas. La propuesta entonces residía en una combinación única de entretenimiento en vivo y la intriga del amor no visto, donde la interacción directa con la audiencia añadía una capa de imprevisibilidad y emoción al desarrollo de cada episodio.

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