Música/Espectáculo

Ricardo Darín y Florencia Bas, una historia de amor que se inició cuando cruzaron sus miradas y encontraron el secreto de sus ojos

La relación entre Ricardo Darín y Florencia Bas nació de una manera tan romántica como cualquier novela que hubiese protagonizado el “galancito”, pero con un detalle muy osado por parte de ella, que era una fanática del trabajo de Ricardo, por eso miraba todas sus novelas, en ese momento no había celulares mucho menos redes sociales. Entre ellos solo funcionó una sola aplicación, el destino.

Corría el año 1988, Florencia apenas tenía 18 años, estudiaba como cualquier adolescente, en este caso traductorado de inglés, él era el galán más famoso de la Argentina pero además era la pareja de la gran diva Susana Giménez, y justo en ese momento compartían escenario junto a Arturo Puig haciendo nada más y nada menos que Sugar en un teatro de la Avenida Corrientes.

Ricardo tenía un ritual; ir a tomar algo antes de cada función. Un día estaba en una pizzería bebiendo su clásico café, antes de que se levantara el telón para actuar, y de pronto el cielo se iluminó y como si fuera una publicidad del mejor perfume, apareció ella, Florencia. Venía caminando por la misma vereda donde él estaba apoyado sobre la ventana, y algo le sucedió en ese instante a Darín que sintió la necesidad de levantar su mirada como si una fuerza extraña se apoderara de sus movimientos. De pronto se sumergió en un mar color verde y muy transparente, fue bajando de a poco su mirada hasta encontrarse con una boca sensual, que apenas le podía sonreír ruborizada, y su pelo enrulado se volaba hacia los brazos de él.

Con una vieja producción de fotos, Florencia Blas celebró 35 años de casados con Ricardo Darín
(@florenciabas)

Ella sabía los días indicados y la hora señalada, volvió a pasar varias veces por el mismo lugar, hasta que con una amiga decidió entrar. Cuando se sentaron, se arrimó el mozo, pidieron dos gaseosas, y esperaron. Él demoró unos minutos, se levantó de su silla, se acercó a Flor, y los dos al mismo tiempo se unieron en esos mares verdes y azules como el color de sus ojos y él con su mejor voz y sin titubear le propuso: “¿Bailamos?”. Y allí el destino se apoderó de sus caminos y cada uno por su lado, pero sin decir una sola palabra, sintió lo mismo, que ese era el hombre del que estaba enamorada y ella era la mujer de su vida. Hasta que el actor pronunció unas palabras en un leve susurro y sin saber que decía exactamente pero no lo podía evitar…”vos y yo” le dijo Ricardo a Florencia “nos vamos a casar”, ella recibía cada frase en cámara lenta.

Con una vieja producción de fotos, Florencia Blas celebró 35 años de casados con Ricardo Darín
(@florenciabas)

Así comenzó la historia de amor de la que todos querían saber, sobre todo Susana Giménez porque no le daban las cuentas, ella entendía que aún seguía siendo pareja del actor, pero eso no era así. La boda de Darín y Bas llegó apenas a cuatro meses de conocerse, y después de ocho años de estar de novio con la protagonista de la palabra más famosa de la Argentina…”Shock”.

Con una vieja producción de fotos, Florencia Blas celebró 35 años de casados con Ricardo Darín
(@florenciabas)

Llevan más de 35 años juntos, pasó el tiempo, vuelos, saltos al vacío, abrazos interminables y besos y más besos. LLegaron los hijos, “El Chino” y Clarita, pasaron las tormentas, que debieron atravesar porque el destino de que tenían que estar juntos estaba escrito, pero nada es fácil. Hoy Susana Giménez es familia para los Darín, y los tres se ríen de esa época.

Con una vieja producción de fotos, Florencia Blas celebró 35 años de casados con Ricardo Darín
(@florenciabas)

Hoy cada uno con su lenguaje le agradece por elegirse a cada instante, a cada momento, se emocionan juntos, se divierten y son cómplices de ese amor que protegen. Hay innumerables rincones donde se encuentran, y sus ojos se enfrentan pero se siguen mirando como desde aquel primer día.

Como refleja en un pasaje de la novela “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez que escribió: “Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo”.

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